Destituyen a su presidente
La destitución del presidente del Banco del Vaticano, el Instituto para las Obras Religiosas (IOR), Ettore Gotti Tedeschi, constituyó según los observadores un nuevo escándalo para la Santa Sede, que exoneró el jueves al directivo por "no haber cumplido con su labor".
Designado en el 2009 para enderezar las cuentas del IOR, Gotti Tedeschi, de 67 años, simpatizante del Opus Dei y durante años máximo responsable del Banco Santander en Italia, fue destituido "por no haber cumplido varias funciones de prioritaria importancia".
La decisión fue tomada por "unanimidad" por las directivas de la entidad, precisa en una inédita nota la Santa Sede.
Interrogado por la prensa, Gotti Tedeschi no quiso explicar las razones de su destitución, aunque no pudo esconder su ira.
"Prefiero no hablar, de lo contrario digo malas palabras", comentó.
Los miembros de la Superintendencia del IOR "están entristecidos por los acontecimientos que han llevado al voto de censura, pero consideran que esta acción es importante para mantener la vitalidad del instituto", precisa el comunicado del Vaticano.
El despido de Gotti Tedeschi fue decidido al término de una guerra interna por la aplicación de las normas internacionales para la transparencia y contra el lavado de dinero sucio.
Una comisión cardenalicia que controla el IOR se reunirá el viernes para analizar la situación y decidir los pasos a seguir.
La justicia italiana abrió en el 2010 una investigación judicial contra dos directivos del Banco del Vaticano por violar las leyes italianas contra el blanqueo de dinero, con lo que la entidad bancaria de la Santa Sede volvió a estar en el ojo de huracán tras los escándalos que la azotaron en la década de los 80.
En esa ocasión, el Vaticano manifestó su "máxima confianza" en los directivos del banco involucrados.
En la nota divulgada este jueves, el Vaticano sostiene que el cambio "ayudará" al banco a "reactivar eficaces y amplias relaciones con la comunidad financiera, basadas en el mutuo respeto de los estándares bancarios internacionalmente aceptados".
En enero pasado documentos confidenciales divulgados por la prensa italiana, --el escándalo bautizado como "Vatileaks"--, confirmaron las luchas internas para el cumplimiento de las normas sobre la transparencia.
El despido del banquero ocurre pocos meses antes de que expertos europeos decidan en julio si el Vaticano puede figurar en la "lista blanca" de países virtuosos que cumplen las normas internacionales, un deseo explícito del papa Benedicto XVI.
La justicia italiana sospechaba que el banco del Vaticano administre a través de cuentas anónimas, identificadas sólo con la sigla IOR, importantes sumas de dinero de oscura procedencia.
La investigación judicial contra el banco de la Santa Sede, que se beneficia de la extraterritorialidad ya que se encuentra en la Ciudad del Vaticano, pudo ser abierta en base a las normas adoptadas en Italia en 2007 y que obligan a los bancos a suministrar la identidad de los autores y la naturaleza de la transacción.
La reputación del IOR fue puesta en cuestión por el periodista Gianluigi Nuzzi, autor del libro "Vaticano Spa" ("Vaticano sociedad anónima"), quien volvió esta semana a lanzar un libro con documentos reservados y cartas internas dirigidas al Papa.
"El problema de IOR son las cuentas anónimas de fondos de beneficencia inexistentes o de sacerdotes testaferros, que el banco no sabe quienes son", escribió Nuzzi, quien investigó las finanzas de la Santa Sede tras el colosal escándalo político-financiero de los años 80 por la quiebra fraudulenta en 1982 del entonces mayor banco privado de Italia, el Banco Ambrosiano.
IOR, que sigue manejando cuentas de órdenes religiosas y otras asociaciones católicas que utilizan el estatus de la Santa Sede, fue dirigido en los '80 por el controvertido arzobispo estadounidense Paul Marcinkus, muy cercano a Juan Pablo II, quien lo protegió siempre.
El escándalo, que le costó la vida entre otros al banquero Roberto Calvi, hallado misteriosamente ahorcado bajo el puente Blackfriars (Frailes Negros), en Londres, destapó las relaciones ocultas entre el banco vaticano, la logia masónica P2 de Licio Gelli y la mafia siciliana.
El IOR, fue fundado por Pío XII en 1942 y tiene personalidad jurídica propia.
El presidente del banco del Vaticano, el Instituto para las Obras Religiosas (IOR), Ettore Gotti Tedeschi en una foto de 2010. Gotti fue cesado por incumplimiento de tareas, dijo el Vaticano
Miles de españoles convierten sus pisos en capillas para no pagar el IBI.
La Iglesia se niega a bendecirles las hostias
Casi veinte mil familias españolas en apuros económicos, muchas de ellas con escasa convicción católica o incluso ateas, han encontrado un resquicio legal para no pagar el impuesto de contribución de bienes inmuebles, el temido IBI, cuyo importe podría suponerles un coste medio de 500 euros anuales por vivienda.
Para acogerse a la ley de Mecenazgo de 2002, que dispensa del pago de ese impuesto a todos aquellos lugares de culto católico, tales como Iglesias, conventos, santuarios, capillas, oficinas parroquiales, etc, muchos ciudadanos han convertido su salón comedor en una modesta capilla y han acrecentado su fervor religioso hasta el punto de expresarse por medio de parábolas y frases bíblicas cuyo trasfondo, como es preceptivo, siempre suele ser sexual o tremendista. La Iglesia ya ha advertido que no reconocerá ninguna de esas instalaciones mientras no las administre un sacerdote debidamente ordenado por un cardenal, aunque la inspección de Hacienda ya ha declarado que las capillas de los pisos cumplen todos los requisitos para ser consideradas como tales, pues invitan al recogimiento, tranquilizan al ciudadano ante la creencia de un ser extraterrestre que les protege mediante telepatía y rayos, y disponen de imágenes de hombres semidesnudos recibiendo latigazos o atravesados por clavos.
Al parecer, muchas de estas capillas son tan confortables que algunos visitantes están empezando a dejar pequeñas propinas para ayudar a la familia. La Conferencia Episcopal Española, indignada, califica esas propinas como limosnas y, por lo tanto, las considera suyas, y exigirá ante el tribunal de Estrasburgo su cobro inmediato o, al menos, de la entrega del diezmo. Rouco Varela, amenazó, además con una gran lengua de fuego que entraría por la cocina del piso-capilla y arrasaría todo lo que encontrase a su paso, incluyendo mobiliario, inquilinos y mascotas, hasta llegar al salón comedor y desintegrar la capilla propiamente dicha. El Vaticano ha dicho que Benedicto XVI ve con cariño y comprensión la idea española pero también ha prometido otra lengua de fuego si insisten en no pagar el diezmo.
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