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sábado, 2 de junio de 2012

Atrapados en las preferentes

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Los coruñeses practican la justicia urbana con otro jeta de las cajas

El jubilado de oro José Luis Méndez (Caixa Galicia) es abucheado en las calles y restaurantes de La Coruña

José Luis Méndez, el gran califa financiero del norte que vivió, durante décadas, convencido de que Caixa Galicia era suya, ya no puede ni pasearse por La Coruña como Perico por su casa.
El héroe se ha convertido en villano. El mecenas de La Voz de Galicia ya no tiene quien le escriba en ese periódico. Contribuyó a sanear las arcas de distintos y distantes partidos políticos gallegos, con cuyos líderes diseñaba estrategias en su despacho privado de la institución financiera, pero en todas las siglas que pasaron por caja y quedaron eternamente agradecidas, miran ya hacia otro lado en cuanto alguien pronuncia su nombre.
Fue poderoso y rico. Ahora sólo es rico, aunque los últimos 16´5 millones de euros que recopiló a última hora, en obsceno concepto de jubilación, penden de un hilo del que ha empezado a tirar la Fiscalía Anticorrupción.
Mientras su Depor alcanzaba la gloria de subir a primera, el intocable, el prepotente, el estirado "trabajador por cuenta ajena" que se creyó y le dejaron creerse amo y señor de la Caixa, ha ido descendido a los infiernos y empieza a entender lo que significa no ser profeta en su tierra.
El primer indico fue hace unos mes, cuando salía de casa cerca de la Plaza de Lugo, y, de repente, le reconocieron algunos "indignados" en plena acampada reivindicativa: "es él, es él", exclamaron a coro, mientras el alto ejecutivo buscaba en sus bolsillos una estilográfica para acceder a firmar autógrafos.
Pero, ¡oh sorpresa! Nada más lejos de la realidad. Empezaron a ponerle a caer de un burro, a abuchearle, a brindarle una pitada más sonada que la de la última final de Copa del Rey, y tuvo que salir por piernas en una escena que podría haber incorporado Woody Allen a su película "Toma el dinero y corre". Fue el primer aviso. Pero callejero, de chavales antisistema, de personas de esas que no se enteran de qué va la cosa.
Unos meses después, el otrora venerable y todo poderoso Méndez Padre, con la tranquilidad de una jubilación que le permitía aspirar a una vejez "relativamente" digna, entraba en uno de los restaurantes "La Penela" y cuentan las crónicas sociales que la pitada monumental se pudo escuchar al otro lado del Atlántico:
"¡Fuera, fuera...! ¡Devuélvenos la pasta!" y demás lindezas que pueda imaginarse el respetable lector de Periodista Digital.
En eso se ha convertido la vida del hombre que llevaba años mirando por encima del hombro a pobres mortales coruñeses. Todo el día contando el dinero acumulado, pero con la amenaza permanente de soportar una bronca en cuanto pone los pies en la calle.
En el norte justicia urbana; en el sur resignación
Hay que reconocer que los coruñeses han sido pioneros en hacer justicia urbana. En amargarle la existencia a un señor que se lo ha llevado calentito. Porque al Califa del sur, Fernández Gayoso y su Visir José Luis Pego, que han asaltado a mano armada Caixanova, ya no es que les abronquen cuando pasan por las calles, es que hay tipos del sur que incluso les saludan.
Viven tan tranquilos, como amigos y residentes en Canido, lugar de Vigo, saboreando sus respectivos botines de otra caja arruinada: Gayoso 600 mil euros del ala al año y, Pego, 8`5 millones de euros por su brillante colaboración en el hundimiento de la institución financiera.
Los gallegos del sur es que son más comprensivos que los gallegos del norte. Como le decía el otro día un veterano ingeniero herculino a Periodista Digital:
"Si pillo al tal Méndez por la calle le paro y le exijo que me devuelva mi parte correspondiente de lo que nos ha robado a los gallegos"
Pero aseguran que Méndez, a pesar de todo, duerme tranquilo. Ya ha colocado a sus hijos, que habían quedado en el paro tras ser expulsados del paraíso de Novacaixa. José Luis Méndez Pascual, Lis para los amigos, se ha incorporado al banco suizo EFG para trabajar en su filial de A&G Banca Privada.
Y Yago, el hijo menor, se ha incorporado a la empresa Amper, recién adquirida por el polémico empresario valenciano Enrique Bañuelos. No resulta fácil resolver el enigma que plantea esta familia: si los Méndez son muy listos o el resto de los gallegos son muy tontos.






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