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domingo, 19 de febrero de 2012

"Llámame Jesús".

http://www.ted.com/talks/view/lang/es//id/1270
Este video muestra gráficamente el proceso del desarrollo humano en el útero. Comienza mostrando cuando un óvulo es fecundado y termina con el nacimiento del bebé.

A lo largo del video, los espectadores ven el desarrollo fetal completo, con explicaciones acerca de qué está sucediendo exactamente en cada fase. Sin lugar a dudas, las imágenes son sorpredentes. La secuencia real del desarrollo de un feto comienza a los 2:05, con Tsiaras explicando el proceso de desarrollo, tanto antes como después del video. Defensores de la vida han hecho muy buenas críticas del video. Mientras que la nación (Estados Unidos) continúa dividida sobre la cuestión del aborto, algunos creen que el crecimiento y la expansión de la tecnología está comenzando a influir en cómo los individuos ven el problema.


La capacidad de ver detalles gráficos sobre el desarrollo de un embrión y un feto, en su opinión, hace que sea más difícil aceptar el aborto, sin preguntas sinceras sobre el comienzo de la vida. Para hacer frente a lo que se ha enfrentado en su investigación, Tsiaras dice: "La magia de los mecanismos dentro de cada estructura genética diciendo exactamente dónde deben ir las células nerviosas, la complejidad de éstos, los modelos matemáticos de cómo estas cosas están hechas, va más allá de la comprensión humana".
A pesar de que soy un matemático, veo esto asombrado de cómo los conjuntos de instrucciones no cometen errores, al construir lo que somos nosotros. Es un misterio, su magia, su divinidad.

Nuestras convincentes historias humanos son llevados a la vida usando visualizaciones en 3D ,de alta gama ,basadas en datos reales humanos. Por primera vez, somos capaces de llevar a los espectadores en viajes increíbles a través del cuerpo. Desde el nivel molecular y hasta a través de células, tejidos, órganos y sistemas, nuestros videos científicos ofrecen imágenes que no tienen rival en precisión y arte. En verdad, independientemente de la postura que se tenga en el tema del aborto, se trata de un video único que da mucho de qué hablar".
***





http://www.feadulta.com/IGLESIA_Manifiesto-austriacos.htm

MANIFIESTO DE LOS SACERDOTES AUSTRÍACOS
Llamada a la desobediencia


El rechazo de Roma a una largamente esperada reforma de la Iglesia y la inactividad de nuestros obispos no solo nos permiten sino que incluso nos obligan a seguir nuestra propia conciencia y actuar de manera independiente.

Nosotros, sacerdotes, queremos dejar establecidos para el futuro los siguientes signos:

1.   En adelante en todas las misas rezaremos una oración por la reforma de la Iglesia. Tomaremos en serio las palabras de la Biblia, pedid y recibiréis. Ante Dios existe la libertad de expresión.

2.   No negaremos, en principio, la Eucaristía, a los fieles de buena voluntad. Con especial referencia a los divorciados en segundo matrimonio, a los miembros de otras Iglesias cristianas y en algunos casos también a los católicos que han abandonado la Iglesia.

3.   Evitaremos, en lo posible, celebrar más de una Misa los domingos y los días de fiesta o de encargarlas a los sacerdotes que están de paso o no son residentes. Es mejor celebrar una Liturgia de la Palabra localmente organizada que turnos litúrgicos.

4.   Organizaremos en el futuro la liturgia de la palabra con distribución de la comunión como una “Eucaristía sin sacerdote” y así la llamaremos. De esta forma cumpliremos con nuestra obligación dominical cuando falten sacerdotes.

5.   Rechazaremos igualmente la prohibición de predicar para laicos competentes y cualificados y profesoras de religión. Es necesario anunciar la Palabra de Dios en tiempos especialmente difíciles.

6.   Nos comprometeremos a que cada parroquia tenga su propio superior, hombre o mujer, casado o soltero, a tiempo completo o parcial. No por medio de fusión de parroquias sino mediante un nuevo modelo de sacerdote.

7.   Por lo tanto vamos a aprovechar todas las oportunidades de manifestarnos públicamente a favor de la ordenación de las mujeres y de las personas casadas. Los vemos como colegas y como colegas bienvenidos al servicio pastoral.

Nos sentimos solidarios además con aquellos que a causa de su casamiento no pueden seguir ejerciendo sus funciones y también con quienes, a pesar de mantener una relación, continúan prestando su servicio como sacerdotes.

Ambos grupos siguen con su decisión los dictados de su conciencia como lo hacemos nosotros con nuestra protesta. Os vemos como “hermanos nuestros”, como al Papa y los obispos. No sabemos qué otra cosa debe ser un “co-hermano”. Uno solo es nuestro Maestro y todos somos hermanos y hermanas, como deberíamos llamarnos entre cristianos y cristianas.

Por lo tanto es por eso que queremos rebelarnos, eso es lo que queremos que suceda y por eso queremos rezar. Amén.


Domingo de la Trinidad, 19 de junio de 2011



Traducción del alemán por Susana Merino




Los firmantes también se oponen al cierre de parroquias cuando la única razón es la escasez de sacerdotes. En este sentido, vuelven a reclamar la apertura del sacramento a laicos, pues "es la escasez la que manda en vez de cambiar las normas nada bíblicas de la Iglesia para hallar una solución a la escasez. La ley está hecha para las personas, no al revés, maxime la ley de la Iglesia que solo está para servir al pueblo".
Y, fundamentalmente, "decimos NO cuando el derecho canónico emite un juicio excesivamente duro y sin piedad hacia los divorciados que osan volver a casarse, las parejas del mismo sexo que viven en familia, los sacerdotes que, rotos por el celibato, han iniciado una relación y hacia tantas personas que siguen su propia conciencia antes que una ley hecha por hombres". Una protesta que pretende ser una voz alzada ante el silencio de los obispos, y que pretende dar un "testimonio para' la reforma de la Iglesia".
Éste es el nuevo manifiesto de los sacerdotes austríacos:
Desde aquella 'Llamada a la desobediencia' en la que nos comprometimos a dar muestras de nuestra propia responsabilidad en la renovación de nuestra Iglesia, hemos recibido manifestaciones de acuerdo y apoyo de todas partes, tanto de nuestro país como del extranjero, salvo en lo que respecta a los obispos:primordialmente silencio y, en algunas ocasiones, violento rechazo. Frente a la actual penuria de parroquias y una actividad pastoral bajo la presión de la escasez de sacerdotes y su avanzada edad, decimos una y otra vez NO:
1 Decimos NO cuando nos piden que nos ocupemos cada vez de más parroquias adicionales porque solo seríamos celebrantes itinerantes y dispensadores de sacramentos para personas que carecen de un adecuado cuidado pastoral. Nos oponemos a hacer una aparición fugaz en distintas localidades sin poder encontrar ni ofrecer un hogar espiritual y emocional.
2 Decimos NO a presidir cada vez más eucaristías de fin de semana porque una cantidad excesiva de servicios y homilías se traducen frecuentemente en rituales superficiales y sermones rutinarios, perdiendo fuerza los encuentros, el discurso y el trabajo pastoral.
3 Decimos NO a la unión o al cierre de parroquias cuando no se puede nombrar a un párroco. En estos casos, es la escasez la que manda en vez de cambiar las normas nada bíblicas de la Iglesia para hallar una solución a la escasez. La ley está hecha para las personas, no al revés, maxime la ley de la Iglesia que solo está para servir al pueblo.
4 Decimos NO a la sobrecarga de trabajo del párroco al que se le pide que cumpla con numerosas tareas, lo que impide disponer del tiempo y la energía para tener una vida espiritual, y al que se le pide que siga trabajando muchos años después de la edad de la jubilación. Esta demanda excesiva de trabajo repercute en una menor eficacia de su ministerio.
5 Decimos NO cuando el derecho canónico emite un juicio excesivamente duro y sin piedad hacia los divorciados que osan volver a casarse, las parejas del mismo sexo que viven en familia, los sacerdotes que, rotos por el celibato, han iniciado una relación y hacia tantas personas que siguen su propia conciencia antes que una ley hecha por hombres.
Debido a que el silencio suele interpretarse como aceptación y porque queremos ser fieles a nuestra responsabilidad como sacerdotes y pastores, hemos tenido que expresar estos cinco puntos de Protesta. Una 'protesta' (‘pro teste', en latín) es literalmente un 'testimonio para' la reforma de la Iglesia, también para nosotros los pastores que queremos ser. La ausencia de alegría con la que se dirige hoy la Iglesia no es un buen testimonio del 'gozoso mensaje' que nos debe motivar. Porque "no queremos ser dictadores sino compañeros de trabajo para traeros la alegría" (2 Cor 1:24).



El Papa acalla a los curas rebeldes

Benedicto XVI silenció ayer la rebelión de un grupo de 300 sacerdotes austriacos



http://www.laprovincia.es/sociedad/2012/04/06/papa-acalla-curas-rebeldes/449988.html





                                                     Celibato opcional





 La ley está hecha para las personas, no al revés, maxime la ley de la Iglesia que solo está para servir al pueblo






                          



Ignoro si Jesucristo era vegetariano pero  creo que todo el mundo o mucha gente  concordará conmigo  en que, en caso contrario, a su mensaje le faltaria algo de perfección. Lo que ocurre es que no solemos pararnos a pensar sobrte esto  porque todo nos lo dan ya trillado y "hecho". 
H.Couto
Jesucristo era vegetariano
No comió cordero en la Ultima Cena ni obró el milagro de la multiplicación de los peces. Hizo más: «No quiero sangre de toros ni de ovejas». Según un estudio basado en la Biblia, Jesús formaba parte de un grupo minoritario de judíos vegetarianos
JOSÉ MANUEL VIDAL
Representación pictórica de Arnaldo de Luca en la que Jesucristo se alimenta de pan y pescado. / CORBIS-COVER

La multiplicación fue sólo de panes y no de peces, Jesús no comió cordero en la Ultima Cena y los primeros cristianos, siguiendo el ejemplo de su maestro, fueron vegetarianos. Eso es al menos lo que creen a pie juntillas los Cristianos vegetarianos que proliferan en Estados Unidos y que comienzan a instalarse también en España. Y aducen pruebas, testimonios y hechos que parecen demostrarlo.


El Antiguo Testamento está trufado de citas en las que se aboga por una dieta de respeto a la vida, y parece probado que la alimentación vegetariana fue la que mantuvo el hombre en el Paraíso. Yhavé rechaza el sacrificio de animales. «No quiero sangre de toros, ni de ovejas, ni de machos cabríos» (Isaías, 1,11). «Prefiero la misericordia al sacrificio y el conocimiento de Dios al holocausto» (Oseas 6,6). Pero está claro que los israelitas no cumplían todos los preceptos de su Dios.


Cada día se sacrificaban en el Templo de Jerusalén, en nombre de todo el pueblo, dos toros, un carnero, siete corderos y un macho cabrío. Aparte había, naturalmente, multitud de sacrificios privados por las más variadas razones. Algún historiador da la cifra de más de 250.000 corderos sacrificados sólo por Pascua.


Pero los cristianos vegetarianos aseguran que Jesús se opone a toda esta carnicería y al sacrificio de animales, desde la primera actividad pública de su ministerio (el bautismo) hasta la última (la crucifixión). Su vida entera está dedicada a predicar la compasión y la misericordia. En una época en la que el sacrificio de animales era considerado como el único método para el perdón de los pecados, tanto Juan Bautista como Jesús lo reprueban e instituyen el bautismo como medio de purificación y como rechazo radical al sacrificio de animales. El primero dedica gran parte de su vida a bautizar en el Jordán y Jesús convierte el bautismo en el signo externo de la llegada del Reino de Dios a la tierra.


El masivo sacrificio de animales se efectuaba en el templo y ésa fue, precisamente, una de las razones por las que Jesús siempre se opuso al templo y a lo que representaba, profetizó que sería destruido y, un día, indignado porque la casa de Dios se había convertido en una cueva de ladrones, echó a latigazos a los que allí vendían animales para el sacrificio, proclamando «Dios quiere compasión y no sacrificios». Eso significaba condenar la cultura del templo y el enorme negocio que giraba a su alrededor. Por eso, inmediatamente después de este episodio, los sumos sacerdotes y los escribas «se reunieron para ver la manera de acabar con él».


Aseguran los cristianos vegetarianos que Jesús nunca aparece comiendo carne ni pescado en los Evangelios. Más aún, sostienen que los primeros relatos del milagro de la multiplicación no incluían los peces, tal y como cuenta el evangelista Juan. «¿Cómo vamos a hallar bastantes panes para alimentar a tanta gente?», preguntan los discípulos a Jesús, sin mencionar para nada los peces.


Jesús formaría, pues, parte de un sector de judíos vegetarianos.Un sector realmente minoritario en su tiempo y a contracorriente, pero firme en sus convicciones, que mantenían incluso en la fiesta de la Pascua, la más solemne de las fiestas de Israel. Se celebraba en el primer mes del año judío, el mes de Nisán y duraba una semana. En esos días, los mercados de Jerusalén rebosaban de productos típicos para la cena más sagrada del año. El centro de la cena era el cordero, que se solía comprar en los atrios del templo y se sacrificaba allí mismo. Los sacerdotes, descalzos, con las vestiduras propias del culto, degollaban ante el altar, uno tras otro, los corderos que los israelitas varones llevaban después a sus casas o a los hornos colectivos para asarlos.


En la cena pascual, el cordero iba acompañado de una ensalada de lechuga, achicoria, berros, cardos u otras hierbas amargas.El amargor era un recuerdo del dolor y las lágrimas del pueblo durante su esclavitud en Egipto. Al cordero y a la ensalada se les añadía la jaroset, una mermelada ritual, hecha con higos, dátiles, pasas, manzanas, almendras, canela y vinagre, cuyo color y consistencia recordaban a los israelitas la arcilla con que sus antepasados esclavos en Egipto amasaban los ladrillos del faraón. Y nunca podía faltar el pan, que en la cena pascual eran los massot o panes ázimos, sin levadura. Según los vegetarianos, en la Ultima Cena se sirvieron todos estos platos, menos el cordero.Y la verdad es que ninguno de los textos evangélicos hace referencia al cordero y sí al pan que Jesús unta en la jaroset para dárselo a Judas.


Más aún, Jesús procedía de una familia pobre y, en aquella época, el menú de los pobres era de simple subsistencia. Por ejemplo, no desayunaban propiamente o masticaban algún trozo de pan camino del trabajo. La comida del mediodía estaba compuesta por pan, aceitunas y fruta. Y la de la tarde, por un potaje de verduras, con un trozo de pan que servía de cuchara y se introducía en el puchero común. La carne no se comía nunca o casi nunca. Las principales fuentes de alimento eran los cereales, las frutas y las verduras. Vegetarianos a la fuerza. De hecho, parece demostrado que al menos tres de los apóstoles (Pedro, Santiago y Mateo) sólo comían vegetales.


CARNE DEMONIACA 

Los primeros cristianos, siguiendo el ejemplo de su maestro, también fueron vegetarianos. Tertuliano, Basilio el Grande, Clemente de Alejandría, Orígenes y Juan Crisóstomo no lo escondían. Este último escribía de los primeros cristianos: «No existen manchas de sangre en ellos, no matan animales ni cortan carne... La antinatural ingestión de carne es de origen demoníaco». Clemente de Alejandría recomendaba una dieta sin carne, citando el ejemplo del apóstol Mateo, «quien consumía semillas, miel, frutas y vegetales sin carne». Y añadía: «los sacrificios fueron inventados por los hombres como pretexto para comer carne».


San Basilio iba más allá y aseguraba que «el humo de las comidas con carne oscurece el espíritu. Uno puede obtener difícilmente la virtud si disfruta con comidas con carne. En el paraíso terrenal, no había sacrificios de animales y nadie comía carne».


Además, el vegetarianismo está presente en casi todas las religiones.Desde los jainistas, con su respeto total a cualquier forma de vida, pasando por el budismo, para terminar en algunas confesiones cristianas. Por ejemplo, los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día son totalmente vegetarianos.


Ante este cúmulo de pruebas, los cristianos vegetarianos concluyen: «Jesús fue vegetariano y sus discípulos traicionarían su mensaje y su vida, si no lo fueran también. De hecho, para los cristianos, la muerte de Jesús en la cruz es el sacrificio final, con el que sus seguidores continuamos celebrando su memoria con comida vegetariana: pan y vino». Por las verduras hacia Dios.

Fuente : 
http://www.elmundo.es/cronica/2003/385/1046615205.html 




Vegetarianismo

«Si alguien me ofrece con amor y devoción una hoja, una flor, una fruta o agua, Yo la aceptaré». (Bhagavad Gita 9.26 – El Yoga de la Comida)
Es bien sabido que los devotos de Krishna siguen una dieta vegetariana. Más que por salud o economía, por religión. Todas las religiones fidedignas nos piden «no matar», y nos traen un mensaje de paz y hermandad.
Algunos se burlan diciendo que en la India la vaca es sagrada. Ellos olvidan que para un verdadero espiritualista no sólo la vaca, sino que «todo» es sagrado. Sabemos que San Francisco fue capaz de conversar con un lobo y de salvarle la vida. Por supuesto las personas comunes sólo pensaban en cómo matarlo, pero la visión de un santo es diferente. El ve a todos como entidades espirituales, hijos de Dios. Por algo él se refirió como al «hermano lobo».
El señor Chaitanya nos instruyó en El Sendero de la Humildad. El dijo que debíamos considerarnos inferiores a una hoja de pasto, si queríamos cantar siempre el Santo Nombre. Un devoto debe tener la capacidad de apreciar la presencia de la divinidad en todo, pues todo ha emanado de El. Es una cuestión de sensibilidad y de realización. Mientras más ateo sea el hombre, menos respeto tendrá por la vida. Mientras más crezca en espiritualidad, más será su respeto hacia todo lo creado, pues tendrá la capacidad de ver todo como la manifestación de la voluntad de Dios.
La enseñanza bíblica también nos inspira por una dieta de respeto a la vida. Es innegable que la alimentación vegetariana fue la que mantuvo el hombre en el paraíso, la que practicó Daniel y sus hermanos, y la misma que siguió Jesús (leche y miel será su alimento, para que sepa conocer lo bueno-Isaías). Además el cuarto mandamiento ordena «no matarás».
Hay suficientes pruebas de que los primeros cristianos no sólo fueron vegetarianos sino que recomendaron esta alimentación a sus otros hermanos. Por ejemplo, escribiendo acerca de los primeros cristianos, San Juan Crisóstomo, del siglo tercero observó: «No existen manchas de sangre en ellos, no matan animales ni cortan carne, ni hay allí la horrible fetidéz de la carne, ni desagradables olores en la cocina. Con sus almuerzos de frutas y vegetales, incluso los ángeles del cielo, como ellos lo perciben, están felices y complacidos.» Este mismo santo consideró: «Imitamos a los lobos y a los leopardos, e incluso somos peores que ellos porque la naturaleza les ha asignado esos alimentos, pero a nosotros Dios nos ha honrado con el habla y el sentido de la equidad, y aun así somos peores que las bestias salvajes». San Jerónimo, autor de la Vulgata o la traducción de la Biblia al latín que aún se usa hoy en día, le escribió a un monje en Milán, que había dejado el vegetarianismo argumentando que después del diluvio el comer carne había sido permitido. Él le respondió que de acuerdo a Jesús el divorcio también era permitido bajo la ley de Moisés, debido a la dureza del corazón humano, pero que esa nunca había sido la intención de Dios en el principio, y que como Cristo venía a restaurar todas las cosas, ya no era permitido ni el divorcio ni el comer carne.
En su homilía a Mateo 22:1-4, San Juan Crisóstomo observó: «Nosotros, los líderes cristianos, practicamos la abstinencia de la carne de animales para subyugar nuestros cuerpos... la alimentación antinatural de la carne es de origen demoníaco... comer carne es contaminante...» Además dijo: «el comer carne y beber vino incitan a la sensualidad, y son una fuente de peligro, de aflicción y de enfermedad».
También Séneca, del siglo quinto, filósofo estoico, era un firme vegetariano. Él inició un movimiento de esa índole en la Roma de Nerón, mas debió abandonar esta práctica pues estaba bajo la sospecha del emperador, de que por seguir dicha costumbre, él podría ser un cristiano. Por esta razón se vio obligado a volver a la carne. Él escribió: «Ciertas religiones extranjeras (la cristiana), se han vuelto el objeto de la sospecha del imperio, y entre las pruebas de adhesión a esta cultura extranjera es la abstención a comer carne. Por el ansioso pedido de mi padre entonces, tuve que volver a mis viejos hábitos alimenticios». Plinio, gobernador de Bithynia, escribió a su emperador Trajan, acerca de las prácticas de los primeros cristianos: «...Ellos dirigen una oración a Cristo como si fuese un dios, comprometiéndose a no cometer pecados y a nunca mentir, ni a negar una verdad, después de lo cual acostumbran comer juntos, pero un alimento inocente y común».
Sin embargo es preponderante la idea entre algunos cristianos de que Dios creó al hombre para que disfrutara las cosas del mundo. Esta es una idea muy antropocéntrica y por lo tanto egoísta. Más bien el Señor le dio soberanía al hombre para que sirviera a sus hermanos menores por darles la protección necesaria, y no para que abusara de ellos maltratándolos... Como encontramos en Juan 3,16: «Porque Dios amó tanto al mundo (no sólo a la humanidad), es que envió a Su propio hijo...»
El Reverendo Norman Vincent Peale declaró: «Pienso que una persona no puede ser un verdadero cristiano si al mismo tiempo maltrata a los animales...» Por supuesto podríamos reunir aquí miles de citas similares que son lógicas y concordantes con cualquier espíritu religioso. ¿Pero entonces, porqué el mundo así llamado cristiano ha permitido el establecimiento de miles de mataderos en el mundo, donde miles de animales inocentes son masacrados con el único fin de satisfacer apetitos glotones?
El cardenal católico John Henry Newman, escribió en 1870 que «la crueldad hacia los animales es como si el hombre no amara a Dios. Ellos no nos han hecho daño, no tienen capacidad de resistirse... Hay algo tan espantaso, tan satánico, en atormentar a aquellos que nunca nos hicieron nada malo y que no pueden defenderse por sí mismos».
«¡Gracias a Dios! -escribió John Wesley, el fundador del Metodismo, al obispo de Londres en 1747- desde que dejé la carne y el vino me he aliviado de todas mis dolencias físicas». Wesley también era vegetariano por razones espirituales. Él basó su vegetaria-nismo en la profecía bíblica referente al Reino de Paz, en el cual ninguna criatura iba a matar, ni a robar, ni a causar dolor a otra en la tierra.
El doctor John Harvey en su libro «La Dieta Natural del Hombre» en 1923, escribe: «Si la Biblia apoya el comer carne, también apoya la poligamia, pues todos los patriarcas tuvieron varias esposas y concubinas. Pero la ética cristiana propone un retorno al ejemplo del Edén como lo más idóneo. Adán, en su período en el paraíso, era tanto monógamo como vegetariano».
El reverendo J. Tyssul Davies escribió: «En mi posición de Ministro Cristiano, tuve que tomar mi decisión. Mi paladar estaba por el lado de la costumbre, y mi intelecto buscaba lo más ventajoso, pero mi raciocinio superior y mi conciencia no me dejaron más alternativa. Nuestro Señor vino a dar vida y no lo estamos siguiendo al quitarla en forma innecesaria. Y de esta manera me vi forzado, en contra de mi deseo, a dejar la carne»
«Querido Señor -comenzaba la oración de Albert Schweitzer- por favor protege y bendice a todos los seres vivos. Protégelos del mal y permíteles dormir en paz». Este notable cristiano protestante, vegetariano, filósofo, músico, escolástico y doctor misionero en Africa, ganó el Premio Nobel de la Paz en 1952. A través de estas declaraciones podemos percibir el espíritu natural de un corazón cristiano. Es imposible imaginar a Cristo matando a un cordero o a una vaca, justamente a los primeros seres que lo abrigaron en el pesebre. El principio de sensibilidad debe prevalecer en nuestra vida, de lo contrario estaremos siempre lejos de poder comprender el sensible y amoroso plan de Dios.
Siempre que nuestro maestro espiritual conversó con líderes de diferentes agrupaciones cristianas les pidió que dejaran de lado el consumo de carne. Por estas acotaciones podemos ver que la idea de muchos pensadores y santos de ese credo fue el de abstenerse de ese mal llamado alimento. Ya ha sido demostrado además, citando la misma Biblia, que Dios y los profetas dispusieron una dieta vegetariana para el hombre. En una conversación de nuestro maestro espiritual con el monje benedictino Emanuel Jungclaussen, le dijo: «Si los cristianos quieren desarrollar amor por Dios deben parar la matanza de animales y cantar el nombre de Cristo. Así todo será perfecto.
Dijo también Dios: ‘Ahí os doy cuantas hierbas de semilla hay sobre la haz de la tierra, y cuantos árboles producen fruto de simiente, para que todos os sirvan de alimento’; (Genesis 1.29), (ver Isaías 11,6-9, Mateo5,38-48). No he venido a enseñarles, sólo a pedirles que canten el nombre de Dios. La Biblia también les pide esto. De esta manera, por favor cooperen y canten. Los cristianos deben cantar el nombre de Cristo y prohibir la matanza de animales... Este programa está basado en la enseñanza de la Biblia, no es mi filosofía. Por favor hagan esto y verán cómo la situación del mundo va a cambiar».
El alimento además de vegetariano debe ser ofrecido al Señor, para que se espiritualice. Ya que todo lo tomamos de Dios, debemos agradecerle el alimento que nos da. De lo contrario actuaremos como un ladrón. En la Conciencia de Krishna a la comida ofrecida con amor al Señor es llamada «prasadam» que significa misericordia. El alimento, antes de ser ofrecido a Dios es llamado «bhoga», o aquello que está destinado a ser disfrutado. Si se come sin ofrecerlo a El, es un pecado, se ingiere karma, pues muchas entidades mueren cuando se enciende el fuego y se cocina, y también ocupamos algunos vegetales que tenían vida, sin embargo, cuando son ofrecidos a Dios, sus espíritus se benefician.



Es muy importante saber que los romanos fueron los primeros en organizar espectáculos de entretenimiento y diversión para las masas. Los vencedores gozaban de una efímera gloria. Eran adorados por las mujeres y sus nombres figuraban en los grafitis que ya en ese entonces ensuciaban los muros. En Roma el deporte era un elemento entendido sobre todo como una diversión social, concebido como espectáculo público por y para el Estado. En ese sentido era un elemento utilizado para manipular a las masas.
Los primeros espectáculos populares masivos estuvieron relacionados con el morboso placer de la gente por ver sangre, mutilaciones, tortura y muerte de animales y de personas, siendo declarados vencedores aquellos que terminaban vivos por haber asesinado a más oponentes y luego los mismos se transformaban en héroes para el pueblo.



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